martes, 22 de noviembre de 2011

Relato con 7 palabras

Me apetecía escribir un relato inventado, le he pedido a alguien que me dijera 7 palabras. Esas palabras que me han dicho al azar han sido: otoño, águila, guitarra, estadio vicente calderón, amor,Mª José y Francisco.

Mary Jane se deslizaba por el bosque pensativa, iba caminando mirando el suelo. Apartando las ramas a su camino. De vez en cuando veía piñas tiradas cerca de los arboles, no sabía el motivo pero le recordaban al Estadio Vicente Calderón. Quizás ahora todo le recuerda a eso ya que las noticias y la caja tonta se empeña en darle bombo a ese deporte llamado fútbol. Pero bueno apartando ese pensamiento de la mente siguió andando sin rumbo fijo.

Esa tarde de otoño salió de casa y comenzó a andar, lo único que quería era andar y andar y perderse en un bosque solitario. Donde el ruido del viento, de las ramas, de las hojas caer y de los animalitos fuera lo único que escuchara. De repente Mary se paró en seco, le cayó encima una hoja marrón con forma de corazón. Su cara neutra pasó a ser una cara sonriente y esperanzadora. De repente sintió que algo bueno se acercaba a ella, era su hora. Pero le duró poco esa sensación, de repente el ruido de un águila la saco de su fantasía. Miró para arriba, para ver dónde estaba ese pájaro que la había hecho despertar. Solo observó árboles y el cielo oscureciendo, no pudo ver ningún águila. Y se preguntó…”¿Si no he visto el águila como es que sé que era un águila? ¡Si yo no entiendo de aves!”

Siguió su camino por el bosque, cada vez estaba más oscuro, aunque ella no tenía miedo. Volvió a escuchar el águila, esta vez como si hubiera sido en su oído, pegó un salto y movió la cabeza como si tuviera una avispa enredada en su pelo. Se agachó y miró a su alrededor para buscar ese pájaro que la estaba siguiendo…no entendía nada. Pero siguió caminando…para evitar pensar que esa noche sería devorada por un aguila comenzó a recordar una canción y con ello recordó aquella tarde que le enseñaron a tocar la guitarra. Ella siempre se había interesado por el piano, pero aquel día decidió probar esas cuerdecitas de esa guitarra negra que le regalaron hace años.

Sumergida en esos pensamiento no se enteró que estaba tiritando y que había anochecido del todo. Ella no quería, pero subió la cabeza sabiendo lo que iba a ver. Delante de ella tenía un gigantesco arbol, como el de Pocahontas, un Sauce LLorón que escondía algo entre sus ramas. Las apartó y lo pudo ver. El corazón se le aceleró, era la primera vez que veía una de cerca y encima no parecía nada violenta. El águila estaba allí, mirándola fijamente pero serenamente. Parece que le contagió su serenidad…de repente el águila comenzó a desprender mucha luz, una luz cegadora que obligó a Mery Jane a cerrar los ojos.

Cuando los abrió había un chico delante de ella, el águila se había transformado en un hombre. Ella se inquietó, el hombre comenzó a acercarse a ella, se puso de rodillas cogió su mano la beso. Seguidamente posó una rosa blanca en su mano y dijo “Hola, soy Francis, soy El Amor.” Y sonó...


2 comentarios:

  1. Muy original. Una gran imaginación plasmada de forma muy acertada en este curioso pero bello relato. Un beso,

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  2. Fascinante imaginación al igual que el relato^^

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Cada vez que comentas me regalas una sonrisa^^