jueves, 30 de enero de 2014

En el desierto

Buenas gentecilla!Yaya sé que estoy desaparecida...sigo odiándome a mi misma por no escribir más a menudo pero me he convertido en una viciada a los videojuegos y a no parar quieta por casa, así que tengo menos tiempo para sentarme a escribir y pensar...sin embargo el otro día tuve que hacer un trabajo para una asignatura, el trabajo consistia en: inventar un texto y plasmar la soledad en él. Dado que he sacado un 10 y me siento orgullosa del trabajo y de la media hora que le dedique, he decidido compartir con vosotros el texto, espero que os guste!!!

"La cálida arena rozaba mis pies descalzos. Los diminutos puntitos dorados jugaban entre los huecos de mis dedos al andar como si cada pequeña ondulación de mi piel fuera una montaña rusa.  Cada paso que daba resultaba una agonía y a su vez sentía la libertad más absoluta.  La arenilla quemaba como si pequeños insectos se hubieran puesto de acuerdo para picarme todos a la vez. Sin embargo no quería dejar de andar por aquel desierto infinito.

  En ocasiones miraba hacía el suelo con la esperanza de encontrar algo frente a mí, pero también con el miedo de encontrarme algo que me hiciera tropezar y caer. ¿Qué podría haber en aquel arenal que no fuera yo? Recuerdo que en las películas siempre salen cactus en los desiertos. Cactus de todo tipo, altos, bajos, solitarios, en gran cantidad, más verdes, menos verdes, grandes y pequeños. Algunas ramas secas o algún cúmulo de altas palmeras al lado de un pequeño lago en el que la gente suele beber agua. También se supone que hay animales aquí, como serpientes, escorpiones y los famosos camellos. Esos camellos en los que una vez al año van montados los Reyes Magos.


  Sin embargo en este desierto no había nada que pudiera ver, salvo el sol que me acompañaba y esa manta dorada frente a mí que se movía con suavidad a mi paso.  Voy deslizándome, soplando, escuchándome, suspirando al cielo.  Respiro la soledad en busca de compañía a la que envolver, o mover, o rozar.  Busco un espejismo en el que poder mirarme en movimiento.  Pero nada ni nadie me ve, nada ni nadie me escucha, ni me siente, ni me busca.



  Quizá si hubiera palmeras me colaría entre sus ramas y mi aire las agitaría con suavidad. El pequeño lago a sus pies formaría ondas de agua al sentir la dulce brisa que puedo proporcionarle.  Y los camellos tendrían que pararse para no caer con mis imprevistos tornados.  


  Solo me tengo a mí, solo estoy yo.  Yo y mis pensamientos. Yo y mis recuerdos. Yo y un desierto donde poder reconocerme sin necesidad de espejismos, explorar sin necesidad de brújulas y correr sin necesidad de metas. Si me tropiezo será conmigo mismo, si me levanto será conmigo mismo.  Seré frío por la noche y cálido por el día. Las estrellas, la luna, el sol, la arena y yo, el viento."

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