Todos los que hayáis entrado a Google hoy habréis visto que le dedican un homenaje a Klimt con su obra “El beso” debido al 150 aniversario de su nacimiento. Dado que me gusta este pintor yo tampoco podía faltar. Un día me contaron esta historia y me gustaría compartirla con vosotros.
Gustav Klimt es un pintor nacido en Viena que nos ha dejado grandes obras modernistas, pero sobre todo destaca por su oro. No me refiero al dinero, sino a sus cuadros y a aquello que más le hicieron famoso. Su estilo está basado en dorados y elementos ornamentales de vivos colores, aunque también con formas fálicas encubiertas que indican el carácter de los dibujos en que se inspiraban. Sus pinturas tienen un carácter erótico y sexual inconfundible envuelto en abstracción. Para cambiar un poco no os hablaré de “El beso” ya que está más que visto por todos. El pintor recibió muchos éxitos pero también innumerables críticas en esta época. A Klimt le encantaba pintar a mujeres de forma erótica (incluso masturbándose) así que aquí os dejo una de las mujeres que pintó, Dánae.
No voy a analizar este cuadro ni a daros una clase de historia del arte. Como sabéis a mi me interesa más el mito o la leyenda que hay detrás de esta misteriosa vida. Esta pintura, Dánae, data de 1907 y perteneció a su colección privada de Viena.
Mito de Dánae y la lluvia dorada
Una vez más nuestro amigo Zeus es el protagonista. Como veis hay una mujer con una avalancha de oro entre sus piernas. Dice la mitología griega, que el padre de Danae, Acrisio, recibió un mensaje del oráculo que le informaba que su propia hija le asesinaría. Así que decidió encerrarla en una cámara bajo tierra, temiendo por su vida. Una noche en la que Dánae dormía desnuda y soñaba placidamente con su libertad, Zeus entró en la habitación transformado en lluvia dorada. Gotita a gotita fue cayendo sobre su cuerpo, enredándose entre sus piernas y penetrándola. Aunque inicialmente Danae se sorprendió, finalmente se puede observar en la pintura que su cara y su mano refleja el placer erótico que sentía. De esta forma Zeus dejó a la mujer embarazada para luego dar a luz al semidios Perseo.
Este cuadro fue el que dio origen a la práctica sexual que hoy en día llamamos “lluvia dorada”.
El mito de Dánae siempre fue de mis favoritos. Zeus hacía lo que le daba la reverenda gana y la pobre, fiel y celosa Hera sufría infinitamente. Pero no es por eso por lo que me gusta, sino precisamente por la escena que refleja de manera magistral la obra de Klimt. El oro la llena en todos los sentidos. No necesita más.
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